En 2001 ocurrieron dos cosas importantes en mi vida: el alta médico y el cambio de residencia a una zona de la ciudad más saludable –pero alejada del
ambiente literario que solía frecuentar– en pleno ‘corralito’ económico que afectó a nuestro país en esa época.
Apenas superadas ambas situaciones regresé a la literatura a través de mi primera página personal en la web además de una segunda, Te cuento San Juan, que intentaba reflejar mi provincia de origen a través de sus escritores y artistas.
Aún hoy, desconozco los vericuetos de la informática, pero en aquellos días era tan fuerte mi necesidad de creer y crear que me largué a la aventura del diseño de sus contenidos. Para la primera, la poca formalidad de datos dispersos aquí y allá entremezclados con poemas propios y ajenos.
Para Te cuento…, la clásica división geográfica descripta y/o relatada según se tratara de su aspecto físico, demográfico o cultural.
Si se trataba de su Hidrografía, con textos de Horacio Videla, Rogelio Díaz Costa, Raúl de la Torre. Si del clima:
“Calor –pero mucho calor.” E incluía un poema de Antonio de la Torre.
“Frío –pero mucho frío”. Me permití incluir dos versos de mi primer libro de poemas.
“Los extremos”. Transcribía un fragmento del libro “Tres estampas de mi tierra” de Juan Pablo Echague.
“Claro. Aún no hemos hablado del viento.” Y, seguramente, mostraba algún texto o poema referido al famoso viento Zonda de la región.
Acerca del culto, hacía referencia no sólo a las distintas y variadas religiones que se profesaban en la provincia, sino también a creencias como la Difunta Correa y a otros personajes de la imaginería popular como el gaucho José Dolores con ilustraciones de artistas locales y un texto de Fernando F. Mó.
Demás está decir que no pude, por distintas razones, mantenerla en circulación. Pero fue lindo, en serio.
De aquella primera página personal, contaré en una próxima.