Hice varios intentos de llegar a la dramaturgia de la mano de formidables directores, aunque mi objetivo era bastante menor ya que sólo deseaba aprender técnicas que me permitieran trabajar ciertos temas relativamente ingratos para los niños en el aula.
Así surgió la obra ‘El pueblo de la alegría’, que publiqué en ‘Cada cosa en su sitio, en1986; ‘Linda Patria’, que publiqué en Mi corazón canta de alegría en 2° Grado, en 1987 y en 1988, ‘El guardián’, adaptación del cuento que figura en Juanete con hombre no caza violines y representado en Casa de Liliana con los grupos de niños que asistían al Taller de Creación y los integrantes adultos del Taller Literario de Los Naranjos.
Tengo dos obras para adultos que nunca serán siquiera leídas, no digo representadas: una, por la loca cantidad de actores que entraban en el escenario y la otra, por tratarse de situaciones más bien domésticas, muy lejos del interés de actores, directores y público en general.
No obstante, me siento feliz de haber aprendido esas herramientas para orientar a las personas que acudían a mi taller literario acerca de su verdadera inclinación por una u otra disciplina.