El gusto que gusta tu gusto

Me gusta la ciencia ficción y la ficción científica. La fantaciencia, la ficción en general, el no-lugar*, lo raro, lo fantástico, lo disrruptivo, al decir de la tendencia actual a inventar palabras para lo muy requeteconocido de siglos anteriores.A veces intento escribir algo que se le parezca.

La Creación*
La primera vez que abrió sus ojos al mundo, ya era viejo. Su barba espesa y entrecana; el inagotable soft de la sabiduría y varias arrugas en las comisuras de los labios habían completado el milagro de laboratorio.
No obstante, algo debió andar mal durante el proceso de fabricación, porque cuando quiso robar los frutos de aquel árbol, conducta por demás extraña, lo enviaron a destierro en el planeta K23 Recycle.
Allí, la noche era eterna y oscura de oscuridad mortal. Llegaba de golpe, surcada por estridencias y ruidos estelares que cruzaban el espacio para luego anegarse de bytes y otros brillos puntuales –los que, sabiduría mediante, concluía eran estrellas de otro sistema.
Los días no. Los días duraban lo que un suspiro. Ínfimos soles aparecían y desaparecían en la línea del horizonte y aprovechando esos momentos de luz, daba paso a la añoranza.
Con el primer pensamiento supo de la alegría. Luego, advertido de aquel pequeño planeta que a veces se le imponía; cosquilleaba en sus propias narices para después alejarse, como invitándolo a una travesura, descubrió el amor. Y un buen día, al imaginar que podía perderlo para siempre, estalló su duodécima costilla. Llorando a mares, ofrendó sus lágrimas a la tierra y así fueron los océanos.
Y luego, de ese hombre a imagen y semejanza, algo que nunca supo qué cosa con estar a la moda, y arreglá la canilla que pierde.

Y así.

*Versión 2025 de Sin mí, pequeñas historias con el Sr. Chu, Ediciones del Boulevard, Córdoba, 2011. La ilustración, pertenece al ilustrador francés Gustav Doré (tomada de la web).

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