“Sin mi –pequeñas historias con el Sr. Chu”, Ediciones del Boulevard, Córdoba, 2011.
Este libro consta de dos partes. La primera está conformada por cuentos breves, semibreves y microficciones incorporados a una historia central. La segunda parte está narrada a partir de textos poéticos con el objetivo de darle un cierre a los textos de la primera parte.
Magia
Poco antes de salir del camarino, se calzó los guantes y masajeó con impaciencia su mano izquierda. El pasillo se le había vuelto largo e incómodo. La gran capa negra pesaba sobre sus hombros y con una mueca de disgusto se colocó el sombrero. Luego lo acomodó por segundo y tercer intento con el cuidado de quien acomoda pensamientos. Conejos, al fin.
Sensible, percibió de inmediato la excitación de los animalitos como si hubieran sabido que sería la última presentación.
Caterina, ignorante de ello, le saludó desde el escenario con un levísimo movimiento de cabeza, al igual que otras veces y él contestó de igual manera, como siempre lo hacía. Como siempre también, masajeó su mano derecha, presta a ejecutar con velocidad suma los trucos más divulgados en el oficio. Nada extraordinario: lo común, lo básico.
Con fastidio alcanzó a escuchar tras bambalinas los aullidos del público en el sector derecho de la platea y algunos gemidos entremezclados con aplausos rítmicos y amenazadores que provenían de la cazuela. Ardían algunas antorchas en los palcos y bombas de magnitud variable, según sus cálculos, detonaban en las últimas filas.
Luego, al son de la música de inicio, se acallaron los reclamos. Caterina estaba más bella que nunca. Le sonrió y ella, ahora, como sabiendo, entreabrió los labios y de ellos se desprendió una flor. La flor se transformó en pañuelo. El pañuelo en sombrilla y la sombrilla en palomas que salieron volando y revoloteando sin destino. Era la señal.
Se abrió el telón y después lo de siempre: serruchar a Caterina; levantar con el dedo índice de su mano derecha las butacas de la sala; hipnotizar a los espectadores, incluidos los presidentes, los reyes, los dictadores; oscurecer el planeta apoyando la mano izquierda sobre el corazón.
Dar vida a Eva soplando sobre la costilla de un hombre y hacer desaparecer el resto.